[era]
martes santo
los
penitentes llevan cadenas y arrastran sus pies desnudos por el
asfalto. Emboscando su rostro en la tela púrpura y en la cónica
elevación de su sombra, dicen evitar el
fatum de
los quince minutos de fama
no
ser nadie salvo espectro; ser un cualquiera convertido en el suelo inestable por
el que caminan las legiones de desventurados
un
niño sin pecados confesables, aunque los tenga ya todos,
aceptará llevar hábito y capirote sólo para elevar su
autoestima y herir a sus amigos o por imposición de la sagrada
familia (merecedora de escarnio).
un
niño - capuchón resucita en mí la religiosidad dormida y pido a
dios en estos altares de celebración morbosa que destruya la
ciudad que lleva a sus niños a la muerte del dios-hombre con
cánticos de Fama
*****
me
deprime ver niños nazarenos
******
[Leía] Nación
Prozac de
Elizabeth Würtzel. [Vi] Nación
Prozac,
con Christina Ricci.
La
depresión es un bonito tema para anotar en un cuaderno o escribir
una primera novela. Leí el relato de Würtzel en 1995 o 1996,
mientras mi Mario hacías sus abluciones logopédicas y yo me
escapaba a la biblioteca municipal huyendo de otras faenas hogareñas
y de cuidado. Me resultaba atractiva la imagen de la portada
del libro y , vicioso de diversos tipos de tristezas, melancolías y
derrumbamientos desde mi más tierna infancia, el desparpajo de la
X-generation de Würtzel me sedujo. Cansado ya de ser progenitor con
niños pequeños, no puede integrarme en la X -generation aunque en
espíritu sentía mucha de su apatía. Tengo pruebas de que aún
estaba enamorado de mademoiselle Winnona Rider en esos días.
[En
2001] bostecé un poco con el libro de Würtzel pero me gustó
Christina Ricci.
Dicen
en la película que la depresión viene poco
a poco y de repente.
Y lo mismo pasa con la curación que nos explota un día en la cara
y, superado el mal trago, nos hacemos auto-biógrafos de nuestro
dolor.
[Sed
non] El libro que nos habla de la Historia Clínica de Aby Warburg,
el célebre historiador del arte, se titula "la curación
infinita". No sé que sentido tiene el "de
repente" en una duración infinita.
En
cualquier caso decir que algo - la depresión, por
ejemplo - viene poco a poco y, luego, de repente, es muy poco
decir. No puede centrarse la tesis de la experiencia en ese axioma, por muy tomado que esté de Hemingway, porque no marca rasgo
diferencial alguno. Todo funciona más o menos así en la vida.
Pasamos de repente del tedio y la lentitud al espanto. La tortura
china también sigue el mismo proceso: gota a gota cae el agua sobre
la cabeza hasta que el fluir intermitente te trepana el cerebro.
¿Y en enamoramiento? ¿Y el tsunami? ¿Y el trabajo creativo, la
inspiración que debe sorprendernos trabajando?
De
repente se muere la gente incluso aunque vivieran poco a poco.
Te
enamoras de repente en un bar y una extraña corriente eléctrica que
atraviesa la espalada anunciándote los mil cambios físiológicos
.... y
la quiebra llega de repente
… y
me aburre de repente escribir.
Poco
a poco me lo he ido ganando.
Se
salva la voz de Jessy Norman ( Je te veux, Erik Satie)
que
por casualidad sonaba en mi reproductor de cd.
Bicéfala Nación, 19 de abril de 2011
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