domingo, 5 de enero de 2014

Carta a los Reyes Magos





     Queridos Reyes Magos de Oriente:

este año no sé si he sido bueno. Ni siquiera puedo certificar, con un mínimo de dignidad, si realmente lo he intentado. De pequeño creía que vosotros teníais acceso a esas extrañas verdades del bien y del mal y que, por ello, de nada servía decir que he sido bueno o malo o regular porque, cuando abríais mi carta, yo ya estaba catalogado en El Gigantesco Libro de los Niños Buenos, Malos y Regulares que, imaginaba, presidía la mesa de vuestro despacho. Sin embargo, en aquellos lejanos días, sí solía escribir con mi mala letra de estropajo que había sido bueno y había obedecido a mis padres porque estaba convencido de que era verdad. Sinceramente me sentía sincero. Ahora que soy un poco más mayor, no me atrevo a decir casi nada y así me va el pelo. A veces creo que he sido bueno pero, en el año que acabó hace unos pocos días, también he traicionado, decepcionado o dañado a más de uno. No he podido evitar la crueldad y me han faltado fuerzas para emprender acciones dignas de ser rememoradas. Por esa razón, y sin estar tampoco en una atormentada sospecha, que ni ahí llego, creo que no sería mal regalo acceder al Informe Personal de Conducta e Intimidad que elaboran sus Majestades y describe mis quehaceres y los subraya con lápices de distintos colores. Si mañana por la mañana, cuando mire entre los zapatos, encuentro el grueso volumen de mi Evaluación Anual, podré decir que es un puntazo de regalo, no me digan que no Majestades. Tendría un plano general de mi quehacer y el resultado final de las sumas y restas.

Sucede, y perdonen mi torpe soberbia, que las cosas están quizás mal planteadas en esto de las cartas a los Reyes. ¿No sería mejor que fueran otras personas las que hablaran de uno y dijeran, por ejemplo,

Queridos Reyes Magos: voy a enumerar las cosas buenas que Tal ha hecho este año y de las que doy fe , haciéndole merecedor de regalos ?.

Este ejercicio resulta más fácil porque yo, desde luego, sí que visto a gente cercana a mi hacer cosas buenas. No es que hayan sido perfectos en todo momento porque también les he podido ver en actitudes poco dignas, digamos que con los pantalones bajados y sodomizando a un cervatillo con su egolatría. Pero, ya digo, creo que hay muchos Tales y Cuales que han hecho cosas bonitas que merecen ser recordadas. La carta sobre ellos podría continuar así:

Si sus majestades quieren, me gustaría que trajeran a Tal el convencimiento de que tiene un buen puñado de virtudes y no muchos más defectos que la inmensa mayoría. Además, me gustaría que Tal me siguiera apreciando aunque sé que no es tarea fácil porque yo me encuentro a varias galaxias de algún punto de serenidad. Seguro que este año llenaré su cabeza con mis bilis, quejíos y decepciones. Por eso, creo oportuno que le dejéis una cajita llena de santa paciencia y otra de buen talante para que, si tiene que mandarme a freír espárragos, lo haga con suavidad.

Vale, sé que esto del final es un poco egoísta por mi parte, pero estas cartas van de sinceridad y ese rollo, y si yo me muestro egocéntrico en mi petición para Tal, al menos le estoy dando la oportunidad de ser bueno (conmigo) y, por la misma, ser digno merecedor de un notable en conducta.

Por otra parte, podría decir que si lo que me ha traído Papá Noel es significativo de mi moral en el año pasado, he debido de ser un bicho malísimo porque, sin duda, sus regalos en Navidad no han sido precisamente de contornos suaves y golosos. El Hombre de Rojo y sus Renos me han dejado cosas llenas de aristas, botes de ansiedad y ausencias, juegos de destrucciones, muñecos de ojos negros y cosas así. Una pasada, Majestades, que me gustaría verle a él en mi situación. Pero, bueno, asumo los regalos si Santa los ha considerado oportunos. He creído adecuado decíroslo , no por afán chismoso sino para que lo tengáis en cuenta, no vaya a ser que reciba una doble penalización o algo así.

Por todo lo dicho que me ponga ahora a pedir cosas creo que no ha lugar. Insisto en que sí querría que otros recibieran un poco de luz para que con ella me iluminen. Estoy un poco cansado de la conciencia autónoma y, en lo que a mi respecta, quisiera ser tutorado por algunas de las personas que he visto por ahí1. De igual forma, sigo anotando que poder acceder a su Informe de Evaluación sería una pasada. No es que ya esté harto de autoevaluarme en plan liberal ilustrado, es que, sencillamente, no tengo ni fuerza ni criterios para hacerlo. Y estoy agotado del sarcasmo y la ironía. Recordad que, de pequeño, nunca me trajisteis el Scalextric.

Les deseo que tengan un buen regreso a sus palacios. Quizás algún día vaya a visitarles porque he anotado  algunos destinos pendientes en Oriente. Sería un honor y un placer inmensos poder ser recibido en sus salones, solo o en compañía de otros.

L

Nota 1:

 Sobre la bondad contemplada en los Tales y Cuales:

Poema traído a mientes por El Viaje de Inuk:
Los Justos


Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

Jose Luis Borges

1 comentario:

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