jueves, 9 de mayo de 2013

Sumisión submarina





Sub mission
Going down down
Dragging her down
Sub mission
I can't tell you what I found

SEX PISTOLS, 1977


Los proabortistas votan defender los embriones de cefalópodos y mamíferos porque sufren. Por qué no defienden el embrión de un ser humano?
BEATRIZ ESCUDERO,  MAYO 2013



 Primero decir, cariño, que nada envejece mejor que el punk y se refuta la vieja idea del fenómeno adolescente. Solo un cuerpo reventado y recosido por mil cirugías torácicas y las filtraciones de ocho mil radiaciones gamma es capaz de acudir presentable a la gala del punk. Todo lo demás, incluida la reflexión,  es la herrumbre que acompaña al diamante: un equívoco.

 Me dices que si no hay rebelión no se tiene derecho al quejido. Y esa rebelión es hoy huelga, en los preámbulos manifestación y, si me apuras,  postrera barricada al atardecer. También voto de urna, apuntas, que todo es arma o instrumento de cirugía. Votamos porque sin voto ni algarada ni huelga ni voz en grito o sindios no hay derecho a la queja.

  Y se revuelve el cerdo que me folla por dentro y  dice que no es poca dignidad la pérdida del derecho al quejío, andar suelto de cuerpo y dejar que gobiernen los aminoácidos, las fuerzas productivas condonadas por las siempre caducas relaciones de producción, el ocaso de los dioses o la divina providencia. Que todo me atraviese con sus condicionantes y destinos, y sea al fin la marioneta de mi segundo poema de infancia (que yo prometía como poeta, lo juro). Sub-misión.

 Sumisión a las proteínas y a las células germinales, a los embriones abortados y a los tasados en la desgracia del ser nacido (que a ellos nadie pide perdón) por influjo de neurotransmisores de estructura cachonda que premia con lingotes de placer electroquímico la combinatoria de adn, salivas, manitas tiernas, esclavas sexuales, amantes y esposas, dulces encuentros fortuitos, masturbaciones pensando en ti y desperdigadas en pañuelos de papel de origen vegetal, noches de amor y muerte. Sumisión submarina para captar embriones de cefalópodos y la noche cachonda del John Lindon en su canción como de otra época, antes de lo que pasó y jorobó todo, sobre todo el deseo de rebelión .

 Y ahora, sueño con el hágase en mi según tu palabra. Y dejo que la corriente de la bioquímica muestre finalmente el mapa del sentido.

 Si no me rebelo, decías, no tengo derecho al quejido... y, amiga, la tentación es ya mucha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Río Saja Si de la escritura restara   todas las mierdas de mi vida, la queja y la decepción frente al destino, el maldito yo en su aspect...