miércoles, 1 de mayo de 2013

Mi campana, tu campana. Sylvia, nuestros cristales y el fin del imperio yoico (2) "If neurotic is wanting two mutually exclusive things at one and the same time.."



                                                                                                            
 Hablar; siempre es demasiado.

" Empecé a sumar todas las cosas que no podía hacer"
(Sylvia Plath: La campana de cristal.)

En el límite juegan la partida y
se distorsionan todas las operaciones.

En el límite solo resiste la música y, por ello, las palabras deben ser forzosamente ininteligibles. Justificará el mundo su ausencia de  nuestros funerales, ceremonias y adioses que durarán años para así arrinconar el duelo. La conciencia de los otros objeta que no se oía tu llamada oculta en la creatividad del poema y la voz sonora. Tú misma te disfrazabas en el canto y yo enmascaré la aventura en una sinfonía o en el ritmo de una canción del folclore. Escribiste un poema y una novela para decir al mundo: es broma todo, menos la música. Debieron de creerlo.

" Recordé a Buddy Willard diciendo en tono siniestro y malicioso que después de que yo tuviera niños sentiría de una manera diferente, que no querría escribir poemas. Así que empecé a pensar que tal vez fuera cierto que casarse y tener niños equivalía a someterse a un lavado de cerebro y después  una iba por ahí idiotizada como una esclava de un estado totalitario privado" (Sylvia Plath: La campana de cristal)
  Tu novela, Sylvia,  teje la campana de cristal bajo el estigma de la broma. La ficción, tan querida, nos convierte en idealistas y nos responsabiliza categóricamente del aire viciado de nuestra burbuja. Se afirma alegremente que si se es capaz de contar la aventura  en los reinos de la bilis negra, se producirá el exorcismo y el cristal reventará o mostrará su aire liviano. Nuevos poemas se harán ya superfluos. Como si el primer poema de amor convirtiera en innecesarios a los demás millones de poemas o si el cuento de la bruja derrotada  inhibiera el terror. Eres tú (insisten) la que resquema la estancia y nombra al  destino como estado totalitario privado. 

    Si lo has nombrado, debes ser capaz de vencerlo.

El que sabe se libera. De ahí que no merezca la pena la vida si no es meditada ---- nos enseñaron ¡¡Puto Sócrates!! ¡ Bujarrón! Tú debías saber que por mucho que marques con palabras la red que nos enreda no se convierte en lienzo de seda.Quizás la música...but  when the music´ over turn out the light

******

La campana no cesa de acristalarse y protegernos del bien y del mal, de los enemigos de nuestra alma y de todo aquello que nos libera. La protección no me deja respirar y por eso me reviento los pulmones a través del orificio del cráneo.

" lo último que quería era seguridad infinita y ser el lugar desde el que parte la flecha....quería salir disparada en todas las direcciones, como las flechas de colores de un cohete un cuatro de julio" (S. Plath: La campana de cristal)

 La campana es el maldito yo que nos hace psico-dependientes.

 La campana es la excrecencia de una vulnerabilidad no afirmada ni querida

(Nota sociológica: creo que los hombres, los varones, podemos asumir la vulnerabilidad sin campana de un  modo que hoy las mujeres no pueden permitirse. Quizá ahí esté una de las sendas para el macho de la especie).

 La campana está hecha de los cristales que secretamos por la orina y el sudor de nuestra vulnerabilidad. No oreamos la estancia por miedo a que nos vean sudar y mear. Las señoritas no mean.

 (Liberarse y hacer filosofía social en el modo cínico: mear en la plaza, contar las intimidades)

Allí, en las esquinas de la semiesfera,
proyectándose el film
de un cine de verano
empezó a correr
el viento
y no tenía una rebequita
con la que cubrir
tus hombros, Sylvia


Allí, en las esquina de la semiesfera
Buddy
se despertó
convertido en un monstruoso
profeta

B,  siniestro, nos anunció el apocalipsis que se escribía con mano amputada - como en la cena del Rey Baltasar ......... nos tocaría sufrir por abrir el alma, por querer ser un hilo suelto al albur del viento, dispuestos tú y yo a ser enganchados por un pequeño clavo que nos deshilvanara y rompiera la malla,

que al principio fue la campana red de amenaza evidente, con nudos que invitaban a su quebranto, antes de la cristalización de nuestro sudor, Sylvia.

 Creamos la campana y ya ser cuchillo no nos sirvió para nada


 

6 comentarios:

  1. Más allá de las palabras, la música. La música, o el vino. O ambos.

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  2. ¿Y si todo fuese ilusión idiota y más allá de la palabras no hubiera ni música ni vino? Más allá de las palabras- cuchara, manzana... - el estertor del silencio....

    UUhhh qué miedo!!

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  3. Me permito discrepar de Sócrates: el ignorante es más libre dentro de su espacio limitado porque no pretende conquistar horizontes. El que sabe se limita a sí mismo porque nunca alcanza todo lo que pretende.

    Y estoy más de acuerdo contigo: las señoritas no mean para no empañar la campana de cristal.

    Y tampoco tengo miedo. Que más allá de las palabras no hay nada es seguro, qué es miedo mas que otra palabra más.

    Se pre-siente el bramido de la primavera en tus palabras señor L.

    Abrazos meditados.

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  4. Anónimo(o, mejor, anónima):

    respecto a los sabios y los ignorantes, creo que en el fondo las palabras se confunden y llegan a perder su sentido. Un signo de los tiempos. Pero cabe decir que, precisamente, el sabio jamás pretende alcanzar todo lo que pretende porque lo que pretende es siempre excesivo, una pasada. Y el ignorante, por la misma, ignora sus límites y por la misma quiere conquistar horizontes, es decir, tiene pretensiones de sabio, desea el saber que no sabe que no puede alcanzar. Un asquito.

    No sé si el miedo es solo una palabra. No sé que nos diría Sylvia(plath) del asunto. ¿Es la campana de cristal solo palabras?¿No conseguimos romperla solo porque somos débiles?

    Llega la primavera y se disfruta de los abrazos meditados.

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  5. Luis bicéfalo:

    poderoso texto mordiente, entre la ternura y la acidez...

    me he quedado pensando en eso de que los hombres podemos expresar nuestra vulnerabilidad de una forma que las mujeres no se pueden permitir... ¿a qué te refieres? porque en mi opinión la campana es la mirada masculina que las encorseta, las reduce a "bonsai", a fetiche de atracción sexual, sublimándolas o rebajándolas según conveniencia... las redes que teje nuestra sociedad androcéntrica son tan fuertes y ya tan invisibles que muchas veces nos resulta imposible desactivar el apriorismo irreflexivo que cosifica a la mujer de un modo u otro... hay que estar vigilantes, Luis!

    un abrazo!

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    Respuestas
    1. A tu pregunta, digamos que el párrafo en el que se habla de la vulnerabilidad masculina/femenina es nota que exige mayor reflexión. La idea, con todas las reservas, es que la reacción frente al androcentrismo exige en muchas mujeres un rechazo a la vulnerabilidad en tanto ha sido éste rasgo que definía su estereotipo. En el caso del hombre, ese elemento se daba, por definición, como algo ajeno. Por supuesto, todo el andamiaje reflexivo se sustenta en la cuestión de si la vulnerabilidad es cualidad aceptable en algún punto o si, por el contrario, es toda ella negativa y mejor conviene olvidarse de ella.

      Gracias y abrazos

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