martes, 5 de junio de 2012

Auster(y 5). Diccionario de la Debilidad: Contingencia



Fuera de la Llana de Afuera (Burgos, circa 1978)


A Montse, si existe


Ahí tuvo lugar y no fue crimen. Juzgue la historia si evaluamos el hecho como estupidez o instalación naíf-uy-qué-mono de tus inicios en el universo del arte o la vida. En ese punto de cruce de líneas, acercándonos hacia aquella puerta del fondo donde dos escalones conducen a una neocueva adolescente, imaginamos los dos a una joven besándote. No eras allí L sino Fire full, the punk o algo así que tampoco entonces dominabas el inglés. Pero estabas, abierto a las contingencias.

Y ella besó tus labios. Olías su cuerpo y el pequeño sonrojo con el que animaba su cara, rostro sano y bello de chica de pueblo y de leche de vaca en su desayuno. El perfume y el tacto entraron directos en el alma, como un chute en el centro de tu cerebro. Te besó y tú, Fire full the punk, proto-L,mordiste sus labios, respuesta injusta e impía ante la violencia del beso. Ella te preguntó por qué la habías mordido o, quizás, lo exclamó mirándote a los ojos, sin dar mayor importancia al caso,pequeña sorpresa de la tarde, nada definitivo, nada grave cuando el espacio está lleno de mil labios. En los labios besados y mordidos emerge la bifurcación de destinos, de tu destino sin providencia, Luis, tu destino como criatura precaria, contingente, filósofo escéptico, poeta sin poema, libretas, piel que tributaría por el pálpito de la piel todo el afán de la escritura. O no, que la contingencia hecha carne se convierte en fuerza ignota.

Te gustaba, tenía un buen polvo y ganas de magreo.

... luis, tú no hablabas así en aquellos días ni lo haces ahora, que no has aprendido a relajarte ni asumir que hay situaciones en las que ellas deben ser objetos de carnicería o entremés cómico de penal macho, estructuras de conquista o percepción objetual. No aprendes, L, te vence siempre un fantasma no sabes si romántico o eunuco. Como a los idiotas de los chistes, te gusta ver la cara de las actrices del porno, sus ojos y sus gestos teatrales. La percepción directa de sus genitales es trago que se ha de pasar para contemplar ese rostro que te espera, dios mediante, al final de la escapada, hogar de amistad, charla de entrega, porque te entregas a su conversación por adicción a la belleza del gesto y del habla. Que así eres, desde antes de aquel beso que se despertó mordisco y leve sabor a sangre. Te gustó su sangre y ahora te viene a la memoria un nombre: Montse. Monste y tú en la contingencia del punto 1 de la foto, iniciando una escena que en tres actos se difumina como memoria - ella lo olvidó todo, seguro, a los dos días. Tú lo has recordado desde entonces.

Te gustaba, tenía un buen polvo y ganas de magreo pero con aquel mordisco cerraste la puerta a tu historia con Montse.La pieza entera de la existencia, antes de que en este diario de otoño solo quedaran los restos, tenía una puerta con su nombre. Puerta Montse. Puertas cerradas y puertas que se imaginan cueva, matriz, charla, juego o teatro. Lo que te gusta, viciosillo, la piel y la palabra. Podrías haber aceptado la violencia del beso de Montse, ese beso que en abstracto tanto deseabas. Se impuso tu distanciamiento del mundo y una dignidad impuesta por el nombre (punk). La barrera de sangre en los labios dulces. La fuerza resultante de tu ambigua posibilidad fue una bifurcación por la senda 4 y no por la 3 (ver imagen).

Otro día, no mucho después, aceptaste la batalla de las lenguas y los labios.

La precariedad que te habita es hija de los labios de Montse, ese leve sabor a sangre en la saliva, aroma de un cierre. En su honor, dices hoy mecachís debí besarla hasta la erosión de los labios.


Deconstruyes el arrepentimiento. No como periodista ni como profeta. Como showman de Cabaré Melancólico

..... y miras de reojo la mala hostia que campa a sus anchas

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