martes, 12 de abril de 2011

Beautiful (Colores)



And the way you put your hands on my hips
are moving while you take it slow

(Hindi Zahra)

La trampa de los colores que nos redescriben las caderas con su extraña vibración  subatómica.

La farsa del color caramelo del que hablaba ayer como tabla de salvación y que, supongo, me envuelve en las tardes de melancolía en las que no sé aplicar la prudencia y otras técnicas del justo medio

¿Quién inventa los colores?. Apuestan muchos  por la luz - esa oquedad sin nombre, ese significante flotante que pretende curarlo y crearlo todo por ser trasunto del tacto - y algunos otros por los drogueros. En el mundo de los gremios el pintor se incluía en el grupo de los traficantes de drogas y otros maestros de la ensoñación. También los especieros se sindicaban en idéntico registro. Opio, aceites, pigmentos, canela y nuez moscada. El color es escenario de combates porque es patria de todas las banderas:

" En Venecia, Milán o Nuremberg, los especialistas del rojo granza ni siquiera  pueden trabajar con el rojo quermes. Nadie sale de su color, ¡pueden procesarte! Los del rojo y los del azul viven en calles separadas, aislados en los suburbios  porque sus talleres lo apestan todo, y a menudo entran en conflicto  violento y se acusan mutuamente de contaminar los ríos"(Pastoureau y Simonnet: Breve historia de los colores).

. El color se enfrenta al volumen (al que pretende anular) en la espalda de aquel otro dúo cómico: la sensibilidadel entendimiento, jugando todos a los soldados en los rincones de la batalla del cuerpo y el alma. El seductor y el  esposo pelean entre las sábanas kierkegaardianas  que huelen a mujer (el seductor es siempre afeminado) que escapa del  hombre (condenado el marido a cornudo por ser arista y potestad) . El eterno femenino ¡ tiene tanto del recuerdo del caos primigenio! A su lado el arquitecto cósmico  es  demiurgo que sólo con la palabra fálica  embaraza vírgenes marías sin sanjosés.

La materialidad espumosa de  Rothko no se deja atrapar en el canon de un endecasílabo trabado.

Y de todo esto surgiría una novela como un río.

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 Denuncio la farsa de los colores  sin firmar el parte para, en este quiebro,  ser acusado de difamación y sentir en mi piel la ira del color. Nací para la tragicomedia del azotado por látigos florales. Siempre la misma tentación, oh padre, siempre el color, la mujer, el eterno femenino, la materialidad espumosa, la seducción. Todo en sombra. Mi espectro, mi fantasma. El doble siniestro y pálido de mi posición como volumen y arista y entendimiento. Entendimiento dañado incapaz de controlar el fondo animal que deriva de lo orgánico al arco iris sin solución de continuidad.

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La piel dice palabras españolas que se quieren secretas- where the skin speaks/A secret words in spanish dice Hindi Zahra- como los colores me dicen palabras bereberes que me sueñan en una noche de luna,desierto y otras trivilidades.

La trampa del color es su propia vacuidad al pretender ser examinada con ojos de volumen.

 La trampa del color se reduce a controlar la verticalidad del pincel, la presión de los dedos sobre la punta impregnada de acuarela o tinta, para conseguir la gradación del trazo (según me explicaron el otro día). Un mismo arte - el de la presión y la verticalidad - que se comparte en la escritura.

¿He conseguido hoy la gradación oportuna del tono?

Hay ideas que se envuelven en sueños con telas de colores y otros vendajes desmomificadores. Yo no pretendo decir nada hoy a las 21:03. Quede anotado en este diario para mayor gloria.

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